Ser papá 2

Damian escribe agarrando el lápiz como si estuviera en curso de caligrafía. Me impresiona cómo copia, cómo se mimetiza con las acciones de los adultos. Algunos ejemplos:

Estaba con él por cruzar la calle, y me puse en cuclillas (me agaché doblando las rodillas) para estar de su tamaño e indicarle que mire a ambos lados de la calle. Damian inmediatamente se agachó también y miró con total seriedad a ambos lados de la calle, con mis gestos en su carita. jeje

Algunas cosas aprendí de mi suegra ex-suegra (sigue siendo mi suegrita de cariño) sobre los niños:

• no se les puede decir una cosa y luego hacer otra, ellos están todo el tiempo tanteando cuáles son los límites, e intentan cruzarlos. Por ejemplo, con los dulces, si uno les dice que no pueden y luego que sí, estás frito. Un truco sencillo consiste en ponerles metas y premios.
• leen las intenciones en los gestos de la cara. Si ven que uno está riéndose de la forma en la que están obedenciendo lo que uno les pidió u ordenó, por ejemplo, que levanten los lápices que arrojaron o que los guarden, entonces ya no les nace hacer con el corazón.
• Los niños necesitan aprender a sentirse independientes. Damian se regocija cuando logra hacer las cosas solo y más cuando puede mostrárselo a los adultos, y se emputa cuando no puede por su cuenta. Por ejemplo, comer solo, jugar solo, leer solo, ponerse sus zapatitos, lavarse las manos solo, etc.
  
• Cuando se ponen violentos, hay que enseñarles a acariciar en vez de pegar, para que aprendan así a controlar su temperamento, solitos. Por ejemplo, Damian se emociona mucho y empieza a golpear, entonces le decimos "i-a", junto con un gesto con la mano que simula una caricia en el aire; él entonces dice "i-a", y acaricia a la persona en vez de pegar. A veces pega de soberano empute porque no logra lo que quiere, otra veces se emociona tanto con lo que hace que sus caricias son golpetones.
• Decirles siempre la verdad, en una oración corta o dos. No necesitan toda una explicación larga. Y lo más importante, decirles siempre "la misma verdad" porque ellos se dan cuenta el cambio entre lo que decimos o hacemos entre un día y otro.