La pregunta ahora es ¿el dinero puede ser fuente para algo más que acumulación o deseo de acumulación? Sí. Bastaría con poder responder dos preguntas "existenciales" (preguntas ontológicas dicen los filósofos) sobre el dinero. De dónde viene y a dónde se va. Esto significa, en tener un registro sobre el tiempo y el espacio ocupado por el dinero. Dónde está y cuánto tiempo está cada vez. Se trata de invitar a jugar no sólo el juego de la acumulación, sino el juego de la conexión. Que el dinero nos permita ver las conexiones entre las cosas, de una manera evidente y no especulativa o abstracta. Dónde se va mi dinero? De dónde viene el dinero que llega a mí? Esto debería ser un derecho de todos, ricos y pobres, pobres o ricos de cultura o dinero o ambas cosas. Cada operación en la que participa el dinero, debe ser un acto de conexión entre el ejercer nuestra capacidad de elegir y las consecuencias de nuestras acciones a través del dinero.
Ya hay la tecnología para saber instantáneamente, al momento, donde se va el dinero y cómo se agrupa y dónde se agrupa. Los números de serie, rastreadores químicos o electrónicos para georeferenciar la ubicación de cada billete y cada transacción financiera electrónica, sistemas informáticos que aparecen en algún momento de cualquier transacción económica.
Esto sería un cambio rotundo en la administración y organización a partir del dinero. Y nos haría bien.

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