Sunday, March 28, 2010

El arco y flecha, primitivos?

Esto le escribí a Carlos Hubo Molina. Donde dice que una etnia en Santa Cruz, podría usar el tiro al blanco para elegir a sus representantes.

Hola Carlos Hugo. Esto sonará un poco ofuscado, todavía en versión algo vueltera, pero ahí va.

Me parece regio lo del tiro al blanco. La gente lo maneja a nivel intuitivo, pero allí hay algo de certeza. Ojalá sí, hayan mujeres que se animen a agarrar con serenidad y practicar su puntería.

Ahora sí, te digo. A la hora de mantenerse enfocado en un objetivo, hay nomás una relación fisiológica entre el corazón y la lengua con la que sentimos el gusto de las cosas, y la coordinación manos-ojos. Te sonará a blef, pero te doy dos datos científicos poco divulgados: 1) el primer órgano que se forma en la división del cigoto es el corazón, y el segundo es... la lengua; 2) la lengua se utiliza para aumentar la precisión (motricidad fina) de la coordinación manos-ojos, a tal punto que la lengua tiene los circuitos necesarios para reemplazar a los ojos para poder estructurar el sentido de la vista y percibir objetos externos (esto tiene aplicaciones tecnológicas para los ciegos, mirá estos ejemplos aquí y aquí). En palabras más directas, se puede realmente pensar que los que mejor usan el arco y flecha, son de buen corazón, mayor templanza, se escuchan más a sí mismos. No es joda. Hay historias míticas basadas en la relación entre el arco y flecha y la capacidad de sentir con otros (com-pasión).

Te digo algo más al respecto. Estoy re-podrido de escuchar usar la palabra "líderes" para referirse a quienes son representantes políticos. La palabra en sí no significa nada realmente, ni siquiera en los estudios de liderazgo. Observando interacciones concretas en situaciones reales, su uso desvance la posibilidad de integrar capacidades de generar valor localmente. "Líder", viendo ejemplos que sobran en Bolivia, denota para el ojo etnográfico y para la experiencia a fortriori de los locales a aquella "persona oportunista que tiene facilidad de palabra y utiliza la ingenuidad de la gente para concentrar información y oportunidades de captar dinero, aún a costa de oportunidades prácticas de crecimiento integrado de su propia comunidad" (definición mía ad hoc). El sistema sindical y la cultura de "ejecución de presupuestos para poder pedir más al año siguiente" de las ONGs y organismos multilaterales, incentivan una lógica del "hacer parecer que sí está funcionando",  promueve directamente que sobresalgan gentes que se convierten en generadores egoístas de posibilidades, pues aprenden a administrar la generación de posibilidades como si fuera un arma más bien para manipular esperanzas y capacidades individuales y colectivas, que para hacer que las cosas sucedan de verdad.

La interacción con el dinero ha difuminado la experiencia que lleva a actuar por convicción, y ha fortalecido las alianzas entre personas para actuar por conveniencia cortoplacista. Agrego ahora, esto no es culpa del dinero ni de ningún imperio , sino del sistema con el que se diseñan las intervenciones, y las herramientas de organización y comunicación que se les enseña a -e incentiva a usar entre- las personas.

Quién no ha visto incluso a mujeres, que al momento de meterse en la cosa pública, se convierten de facto en hombres. Como hombres, pensando cómo sacar ventaja hasta en las migajas, pidiendo pegas o donaciones extorsivamente, pervirtiendo la lógica de intercambio de favores, haciendo arreglos por debajo, precocinando y pactando para privilegiar el ganar al corto plazo.

Apelar a cosas tan concretas como el arco y flecha, me parece una forma sutil de mejorar la oferta de los contendientes (especialmente entre los varones) que se meten a ser catalizadores de proyectos comunitarios. Hasta ahora, todos los que se meten, reproducen las pobrezas organizacionales de las ONGs y sindicatos campesinos, que con tanta facilidad  convierten en regla una forma de pensar anclada en la cooptación y diversos grados de prácticas extorsivas, como parte de las herramientas de negociación para establecer reglas de juego comunitario. Mientras tanto, ya van unas 3 generaciones de jóvenes y adultos que no saben negociar ni consigo mismos, peor con otros, sobre la construcción de escenarios futuros, mañanas compartidos.

Nadie parece estar realmente jugando a generar valor, todos parecen estar jugando a defender sus tan bien ganados territorios de poder y manejo de información.
Quién pierde? Vea eso cada uno.
Por de pronto, yo no quiero entrar al juego de simulaciones de creación de crecimiento autosostenible.

Tuesday, March 9, 2010

El dinero como herramienta de conexión planetaria.

El dinero hasta ahora promueve ante todo la generación de valor entendida como acumulación. Dinero igual a acumulación, sí. Y esto ha servido para que todos tengamos oportunidades para acumular. Perfecto. Funcionó para que millones de personas puedan prosperar y llegar a tener bienes, y a soñar con mejores días y a lograr concretar sus sueños a través del esfuerzo traducido en acumulación. Ha servido para hacer buenos negocios, negocios de concentración de de dinero en manos de los que por suerte, astucia o inteligencia, supieron cómo acumularlo. Y esto es buenísimo, en el sentido que premia a los que de verdad saben jugar el negocio de la acumulación, y plantea desafíos de aprendizaje a los que todavía no saben jugarlo. Mal que bien, sin el juego de la acumulación la humanidad no habría adelantado tanto en conocimientos increíbles sobre el mundo material. Yo premiaría a los que se lucen en este juego. El premio sería que gozaran de su "libertad económica", entendiendo por esto que hagan lo que esté correcto hacer y les dé placer hacer, con su dinero.
La pregunta ahora es ¿el dinero puede ser fuente para algo más que acumulación o deseo de acumulación? Sí. Bastaría con poder responder dos preguntas "existenciales" (preguntas ontológicas dicen los filósofos) sobre el dinero. De dónde viene y a dónde se va. Esto significa, en tener un registro sobre el tiempo y el espacio ocupado por el dinero. Dónde está y cuánto tiempo está cada vez. Se trata de invitar a jugar no sólo el juego de la acumulación, sino el juego de la conexión. Que el dinero nos permita ver las conexiones entre las cosas, de una manera evidente y no especulativa o abstracta. Dónde se va mi dinero? De dónde viene el dinero que llega a mí? Esto debería  ser un derecho de todos, ricos y pobres, pobres o ricos de cultura o dinero o ambas cosas. Cada operación en la que participa el dinero, debe ser un acto de conexión entre el ejercer nuestra capacidad de elegir y las consecuencias de nuestras acciones a través del dinero.
Ya hay la tecnología para saber instantáneamente, al momento, donde se va el dinero y cómo se agrupa y dónde se agrupa. Los números de serie, rastreadores químicos o electrónicos para georeferenciar la ubicación de cada billete y cada transacción financiera electrónica, sistemas informáticos que aparecen en algún momento de cualquier transacción económica.
Esto sería un cambio rotundo en la administración y organización a partir del dinero. Y nos haría bien.